¿Qué hacen los prebióticos por tu piel y que beneficios tienen?
Los prebióticos son hidratos de carbono que actúan como sustratos que alimentan, promueven el crecimiento e inducen el metabolismo de la microbiota beneficiosa, es decir, de las bacterias beneficiosas que forman parte de nuestro organismo.
Dentro de este grupo, se encuentran los oligosacáridos, unas moléculas formadas por la unión de varios azúcares sencillos. En concreto, alfa-Glucan Oligosaccharide ha demostrado un efecto modulador en la flora bacteriana de la piel, aspecto muy interesante a tener en cuenta en personas con disbiosis cutánea, una situación presente en patologías de la piel, como la dermatitis atópica.
¿Para qué sirven los prebióticos?
Los prebióticos refuerzan el microbioma de la piel y las mucosas. Su acción se realiza al estimular, de forma bioselectiva, el desarrollo de la flora benéfica en detrimento de la flora patógena indeseable.
Estos compuestos actúan como alimento para las bacterias «buenas» o beneficiosas que viven en la piel, promoviendo su crecimiento y actividad. Al fortalecer estas bacterias beneficiosas, los prebióticos ayudan a mantener el equilibrio microbiano, lo que puede contribuir a una piel más saludable, con menos inflamación y mayor capacidad para defenderse contra los agentes patógenos. Además, los prebióticos pueden mejorar la barrera cutánea y la hidratación de la piel al favorecer la producción de ciertos componentes que la mantienen protegida y bien hidratada.
¿Cómo actúan los prebióticos en la piel?
Día a día, la piel y las mucosas redescubren cómo protegerse a sí mismas, neutralizando los picores y rojeces. En concreto, los pacientes con dermatitis atópica, durante los brotes desarrollan un sobrecrecimiento de Staphylococcus aureus a la vez que disminuye su diversidad bacteriana. Algunos tratamientos para tratar la dermatitis atópica se basan en el uso de corticosteroides y antibióticos de amplio espectro. Sin embargo, una disminución de la diversidad bacteriana podría afectar negativamente a la severidad de la enfermedad.
Los prebióticos estimulan la producción de péptidos antimicrobianos y marcadores inmunológicos clave, esenciales para mantener el equilibrio microbiano de la piel.
¿Qué tipos de prebióticos existen?
Los prebióticos son polisacáridos y oligosacáridos que no son bien digeridos por nuestro organismo y sirven de sustrato para microorganismos beneficiosos. Podemos encontrar oligofructosa, inulina, galacto-oligosacáridos lactulosa… tanto de forma sintética como de forma natural en alimentos.
Beneficios de los prebióticos en la piel
El microbioma de la piel se debe considerar como un conjunto de microorganismos con efecto protector. Los prebióticos fomentan una microbiota cutánea balanceada que ofrece protección frente a agentes patógenos y, además, se cree que ayuda a que las células T reconozcan a los antígenos correctos y desarrollen una adecuada respuesta inmune.
En el caso de los niños, la piel no ha madurado del todo y es más permeable. Además, en la zona del pañal (entre otras) al ser una zona oclusiva y al contar con una mayor exposición de agentes irritantes como heces y orina, es probable que se desarrolle la famosa dermatitis del pañal. Ante la posibilidad de una sobreinfección resulta muy interesante la inclusión de ingredientes protectores de la flora en los productos tópicos de uso cotidiano. Sabiendo que si bien, los microorganismos de nuestra piel no son los causantes de las patologías, sí que existe evidencia sobre el papel tan importante que juegan durante su desarrollo.
¿Dónde se encuentran los prebióticos?
Los prebióticos se encuentran naturalmente en una variedad de alimentos y también se utilizan en productos para el cuidado de la piel. Algunas fuentes de prebióticos en la alimentación incluyen:
Alimentos ricos en fibra: Frutas como plátanos, manzanas, bayas, así como verduras como cebollas, espárragos, alcachofas y ajo contienen prebióticos, principalmente en forma de oligosacáridos.
Alimentos fermentados: Yogur, kéfir, chucrut, kimchi y otros alimentos fermentados contienen bacterias probióticas, que trabajan en conjunto con prebióticos para mantener el equilibrio en el microbiota intestinal.
Almidones resistentes: Presentes en alimentos como la avena, la cebada, las legumbres y las papas, estos almidones pueden actuar como prebióticos.
En productos para el cuidado de la piel, los prebióticos se encuentran en cremas, sueros, lociones y otros cosméticos, donde se utilizan para nutrir y mantener el equilibrio de la microbiota cutánea, promoviendo una piel más sana y equilibrada. Ingredientes como oligosacáridos, polisacáridos, ácidos grasos y polifenoles se emplean en estos productos para ofrecer beneficios prebióticos a la piel.