El término “piel reactiva” hace referencia a un tipo de piel hipersensible y muy vulnerable a estímulos externos como productos químicos, cambios de temperatura, ciertos alimentos, estrés o incluso algunos productos para el cuidado de la piel. Se trata de una afección no contagiosa que cada vez es más común por estar relacionada directamente con el estilo de vida de los tiempos actuales.
Las principales características de una piel reactiva abarcan enrojecimiento, picor, sequedad, tirantez y una elevada deshidratación, ya que la barrera cutánea suele estar dañada y pierde agua con facilidad.
En términos de prevalencia encontramos que aparece en el 20% de niños en edad escolar, en un 60% de niños menores de 1 año y que en el caso de niños entre 0 y 5 años, su aparición se extiende al 85% de esta población.
Es importante identificar y evitar los desencadenantes para cuidar adecuadamente este tipo de piel, utilizando productos suaves y formulados para pieles sensibles, además de seguir una rutina de cuidado de la piel que minimice la exposición a agentes irritantes.
¿Cuáles son las causas de la piel reactiva?
Son diversos los factores que provocan la aparición de la piel reactiva. Entre ellos podemos encontrar los cambios de temperatura, exposición a contaminación, rayos solares, productos de cuidado personal con ingredientes irritantes, estrés, falta de descanso y por supuesto, una alimentación e hidratación incorrectas.
Si hacemos hincapié en la hidratación, es importante resaltar que ésta debe ser considerada desde dentro y desde fuera.
La combinación de una correcta ingesta de agua y la aplicación de lociones o cremas suaves y emolientes, específicas para esta condición, puede mejorar considerablemente el estado de este tipo de pieles.
¿Cuáles son los síntomas de la piel reactiva?
La piel reactiva se manifiesta con sensibilidad extrema ante estímulos que no deberían alterarla. El roce, los cambios de temperatura o alimentación e incluso el estrés, pueden causar rojeces, picor, inflamación, tirantez, sequedad y sensación de malestar en la piel.
¿Cuál es el tratamiento para cuidar la piel reactiva?
Lo primero que se debe hacer es acudir a un dermatólogo o profesional para confirmar esta condición y descartar otro tipo de alteraciones.
El cuidado de la piel reactiva puede resultar un reto, pero con ciertos hábitos y constancia, se puede mejorar la barrera cutánea de forma significativa:
- Limpieza suave con agua tibia y productos específicos que no contengan irritantes. Estos productos tienen que contar con la capacidad de eliminar restos de maquillaje, contaminación e impurezas sin eliminar los lípidos naturales de la piel. Por último, realizar un secado a toquecitos con toalla, sin ejercer una fricción ya que el tejido podría desencadenar una reacción cutánea.
- Hidratación profunda a dos niveles, tanto a través de la ingesta de agua como por medio de productos hidratantes, emolientes y protectores de la barrera cutánea. El objetivo es no sólo conseguir una piel hidratada sino la restauración de la barrera cutánea para que no se produzca esta pérdida de agua que exacerba los síntomas mencionados.
- Utilizar productos suaves. No siempre es necesario recurrir a productos que afirman ser “100% naturales”, ya que este claim no les exime de resultar irritantes o contar con impurezas no controladas que puedan alterar la piel y empeorar los síntomas. Lo mejor en todo caso será dejarse aconsejar por un profesional en dermatología y optar por productos cuyos ingredientes sean calmantes, protectores, hipoalergénicos y emolientes. Algunos ejemplos podrían ser la caléndula, el aceite de oliva, la manzanilla, la glicerina, la alantoína, el pantenol o algunos antioxidantes como la vitamina E. Ingredientes de este tipo fomentan la humectación, regeneración e integridad de la barrera de la piel.
- Protección solar. Esto constituye un punto fundamental en cualquier tipo de piel, pero más aún al hablar de pieles reactivas. Recordamos que estas pieles hiperreaccionan a estímulos externos y lo manifiestan a través de rojeces, inflamación, picor y malestar. Debido a este motivo, y por lo nociva que resulta la radiación solar, es importante aplicarse protector solar SPF50 tanto en verano como en invierno.
Consejos para pieles reactivas
Algunos consejos que pueden beneficiar el estado de la piel reactiva incluyen:
- Evitar el agua muy caliente sobre la piel.
- Evitar la exposición a temperaturas extremas.
- Evitar ingredientes irritantes en los productos de cuidado personal.
- Identificar los desencadenantes y evitarlos, como ciertos alimentos, productos concretos de cuidado personal, hábitos o tejidos que empeoren los síntomas.
- Reducir momentos de estrés, ya que existe una conexión directa entre la mente y la piel. Por ejemplo, el cortisol que se libera durante momentos estresantes afecta de forma negativa a las defensas cutáneas, haciendo la piel más vulnerable y desencadenando procesos inflamatorios.